Esher y su primera exposición

¡Que importante es para un fotógrafo su primera exposición! Como todas las cosas importantes de esta vida, de la primera vez solemos guardar un recuerdo imborrable. Y este es mi regalo para Esther, un intento de buen recuerdo. Y para que os hagáis una idea de su calidad humana, cuando le sugerí que posara con sus padres y su sobrina confió en mí y montamos la escena tal como la había visto en mi cabeza.

Recuerdo mi primera exposición (si, voy a contar una batallita, como los abueletes, jejeje). Fué en el instituto y hacía poco que me afeitaba. Eran fotos en BN de composiciones extrañas, algún retrato simbólico de mis amigos a base de sus cosas personales, y otras idas de olla. Los carteles los hice con fotocopias de aquellas que se hacían con papel de fax. En una copia en papel fotográfico pegé literalmente las letras e hice unas 20 o 25 duplicados. Me dí el gustazo de ir paseando por mi ciudad y pegarlas con cinta adhesiva en los sitios emblemáticos para mí: en la plaza del ayuntamiento, en los bares con movida cultureta, alguno en mi barrio y como no, en la puerta del instituto. El profe de plásticas me dió unos toquecitos en el hombro y las chicas me miraban de otra manera ( o eso me pareció.....)

Ha llovido mucho desde entonces. Pero me alegro de que aquel espíritu me siga agitando con la misma intensidad actualmente. Y si además consigo transmitirlo a otras personas, entonces ya rozo el nirvana.

Es lo grande de la fotografía para mí, aúna arte y humanidad. En fin, dejadme decir el grito de guerra:

¡Vivan las personas, viva La Fotografía!