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13 nov 2008

El tiempo


Un pequeño relato filosófico-arqueológico con el tiempo como protagonista:


"¿Que es el tiempo? ¿Cómo podría detener el tiempo?" Aquellas preguntas y el espejo le torturaban. Su cuerpo ya empezaba a darle muestras de declive y eso no le gustaba, de hecho odiaba esa sensación. Tenía un equipo multidisciplinar de gente trabajando en el tema: médicos, físicos, filósofos, historiadores, arqueólogos, hasta teólogos, y todos ellos vivían a cuerpo de rey en una discreta miniciudad de muy alta tecnología en Japón, junto al pueblo donde según las estadísticas la gente alcanzaba una mayor edad. Semanalmente recibía informes, y una vez al mes mas o menos viajaba en persona y se reunía con ellos para oir los avances y las ideas para nuevos proyectos. Sabía que estaba haciendo todo lo que podía ya que el dinero no era problema, pero sentía que no era suficiente. Le aseguraban unos 100 años de vida en el estado actual de la medicina, algo mas quizá con los futuros avances (y seguro que las patentes de los fármacos y aparatos serían de su propiedad, no había que olvidar el negocio). Cuando su secretario le entregó el paquete se extrañó un poco. El no solía tocar elementos extraños, aunque el hombre le aseguró que estaba debidamente esterilizado. Lo abrieron y en el interior de una caja estanca encontró un manuscrito en forma de varios fragmentos de cuero, antiquísimo. En ellos se veía una escritura extraña, aunque regular, con tinta roja a la que el tiempo había dado el aspecto de sangra seca (o tal vez fuera eso, pensó). También extrajo una hoja impresa que comenzaba así:
"Traducción:
..... al final de mi vida. Repaso con desazón las cosas que.......vivido, la búsqueda de la verdad y el sentido del tiempo. He conocido a reyes y también .......perios que duraron lo que vivió su creador, el dolor, la muerte, la alegría........y al final todo se vuelve una costumbre, una repetición ...... La vida, si no se vive,............no tiene sentido. He buscado y me he olvidado de vivir. Mis ojos no se reflejan en los de mis hijos, porque no los tuve........ y miro a los ojos de los demás y no me veo. No podemos parar el tiempo........y se que nadie lo ha conseguido .........tan sólo podemos vivir y al final buscar unos ojos donde reconocernos. Si lees esto, noble rey, abandona la búsqueda y vive."
Nota: Escrito atribuido a Godogredo de Bouillon enviado por el rey Felipe Iº de Francia a partir de 1095 a Tierra Santa en la Primera cruzada y otros destinos desconocidos durante 50 años en busca de la inmortalidad. La caja fué encontrada recientemente en la tumba de Luis Vl, hijo de Felipe Iº. Al abrir el sarcófago se vió que el cadáver aún abrazaba el manuscrito.
Olympus E3 + Leica 25

8 amigos han escrito:

Martin Gallego dijo...

Jejejej, a veces creo que se me va la olla.....

Ana Malpica dijo...

Tienes razón Martín, tener unos ojos en los cuales mirar tu reflejo y sobretodo reconocerse es fundamental. Excelente foto.

Abe Sanchez dijo...

Me gusta el relato, me ha hecho reflexionar en algunos aspectos.

En cuanto a la foto, el enfoque selectivo y el tratamiento en B&N le van perfectos.
Un saludo.

La_Dama dijo...

Me encanta esa foto.

Felicitaciones.

William Alexander López dijo...

me gusta la mirada, un encuadre genial !

Javier Vila dijo...

Hay ópticas que hacen que la fotografía digital siga siendo Fotografía. Creo que es el caso del 25mm 1,4.
Claro que la confluencia entre el ojo, el cerebro y el corazón no está en la cámara ni en la lente...
Por eso no basta con gastarse las pelas, hace falta un Fotógrafo con historias que contar, como tú.

· dijo...

me llega esa complicidad con la que toma-acaricia y mira ese reloj; captaste y transmites un momento de emoción. Gracias.

Paco CT dijo...

Jopé, el relato me ha cautivado!! A ver si dentro llevas un filósofo serio y no lo sabes. La foto es perfecta, encaja al milímetro, y tiene una gran humanidad. Por último, veo que cada vez más a menudo haces formar tandem a la E-3 y el Leica 25.