La frase que da título a esta entrada la leí hace unos días en la cabecera del blog de David Airob. Desde aquel momento no me la he podido quitar de la cabeza ya que resume en seis palabras mi relación con la fotografía, ni más ni menos. Creo que David la escribió sin darse cuenta inicialmente de la trascendencia de la misma, mirad al final de este post. Pero por suerte o porque vio al releerla que era filosofía fotográfica pura, la destacó con excelente criterio en un lugar preferente de su sitio web. Le preguntaré cómo fue la cosa, puede ser una historia muy interesante...