No siempre es posible encontrar la foto del instante decisivo, como decía aquél. Tanto si hago fotos por placer como si documento algún acto o personaje, no siempre encuentro la imagen que marque la diferencia. Con el tiempo he aprendido que cuando no aparece el fotón hay que tomarse las cosas con calma y tirar de oficio. ¿Y eso que es? Pues intentar hacer las cosas bien hechas poco a poco: elegir el mejor punto de vista y focal, medir y enfocar donde toca y componer con gusto. En las fotos de la entrada anterior a ésta sucedió mas o menos lo que comento: intenté tomas arriesgadas, alineaciones imposibles, desenfoques selectivos y contraluces agresivos sin que me gustaran los resultados. Pero interiormente me pedí calma y me dije: "Vale, no salen. Ahora haz las fotos que tienes que hacer, pero hazlas lo mejor posible. ¡Ponte a trabajar!" A eso le llamo tirar de oficio y en realidad sirve para cualquier actividad que hagamos en ésta vida.
La foto que acompaña a esta fotoreflexión es simplemente para descansar la vista después de tantas fotos de interiores en el blog, y por qué no, por la añoranza de la primavera...
4 amigos han escrito:
Yo funciono un poco al revés. Primero voy a lo seguro, para tener la foto. Luego, si hay tiempo, ya intento buscar algo más arriesgado...vamos que me regalo...
saludos!
Bueno Alberto, en realidad tu manera de trabajar es la correcta, para qué nos vamos a engañar!
Venga, saludetes!
dicen mis mayores que en la sencillez está el gusto.
Yo tampoco me complico la vida mucho, aunque los esfuerzos no son en vano.
Pues tienes unas fotos chulisimas!!! ;)
Un saludo!
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