Hace unos años, en las playas de Cerdeña, la venta ambulante, era una práctica tan habitual como aquí, y como aquí perseguida por la policía municipal. Pero una tarde, apareció lo que nunca habríamos imaginado. Un vendedor ambulante, montado en un patinete de playa. Todo un muestrario flotante de ropa y bisutería. Me aproximé a ver, y una chica que vio mi cara de asombro me explicó. El control de la playa corresponde a la policía local, que con tal de recaudar, persigue a los comerciantes ambulantes, pero el control del agua, corresponde a la Marina Italiana, que como es de suponer, no tiene ninguna intención de perseguir a nadie, y menos a un patín/tienda... La picaresca mediterránea...
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Hace unos años, en las playas de Cerdeña, la venta ambulante, era una práctica tan habitual como aquí, y como aquí perseguida por la policía municipal.
Pero una tarde, apareció lo que nunca habríamos imaginado. Un vendedor ambulante, montado en un patinete de playa. Todo un muestrario flotante de ropa y bisutería.
Me aproximé a ver, y una chica que vio mi cara de asombro me explicó. El control de la playa corresponde a la policía local, que con tal de recaudar, persigue a los comerciantes ambulantes, pero el control del agua, corresponde a la Marina Italiana, que como es de suponer, no tiene ninguna intención de perseguir a nadie, y menos a un patín/tienda...
La picaresca mediterránea...
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